Agaves o maguey, plantas de infinitos usos para cosas maravillosas

Los árboles de maguey pueden tener muchos usos como miel, fibra, combustibles, forrajes, materiales de construcción y productos medicinales.

Agaves o maguey, plantas de infinitos usos para cosas maravillosas
Maguey Photo de Erol Ahmed / Unsplash

Hoy, como hace siglos, los magueyes o magueyes con sus imponentes tamaños y formas extravagantes caracterizan los paisajes de las zonas áridas y semiáridas de México y contribuyen a la conservación y retención del suelo; en algunas regiones se cultivan delimitando linderos o terrazas para evitar la erosión y los derrumbes. Su cultivo permite aumentar la productividad agrícola en zonas frías y cálidas.

“Son muy agradecidas”, dicen los agricultores al hablar de ellas, “crecen donde las plantes, aunque ya estén marchitas”. Los magueyes se reproducen principalmente por la descendencia que se desarrolla en el tallo de la planta madre, o por las semillas que produce la floración, que ocurre una sola vez en la vida del maguey y es el anuncio irremediable de su muerte.

México es el centro de origen de la familia Agavaceae, a la que pertenecen ocho géneros, incluido el género Agave. De las 273 especies descritas de esta familia distribuidas por todo el continente americano -desde Dakota del Norte, EVA, hasta Bolivia y Paraguay- México presenta la mayor diversidad con 205 especies, de las cuales 151 son endémicas. Los estados con mayor número de especies son Oaxaca, Chihuahua, Sonora, Coahuila, Durango y Jalisco.

El uso de los agaves se remonta a la época precolombina cuando los indígenas encontraron en esta maravillosa planta una fuente de materia prima para la elaboración de cientos de productos. De los tallos obtenían hilos para tejer costales, petates, morrales, cinturones, redes de pesca y cordeles; los tallos servían para techar casas como techo, los quiotes secos (tallo de flor que llega a medir más de tres metros) se usaban como vigas y como cercas para delimitar terrenos; las púas o espinas servían como clavos y agujas; las raíces se usaban para hacer cepillos, escobas y cestos; del jugo del maguey, además de la miel, se obtenía la bebida ritual por excelencia: el Pulque. Sin embargo, de esta multiplicidad de usos, solo unos pocos han prevalecido y se han transformado a lo largo de la historia.

El árbol de las maravillas es el maguey, del cual los nuevos o chapetones (como se llaman en las Indias), suelen escribir milagros, que da agua y vino, y aceite y vinagre, y miel, y almíbar e hilo, y aguja. y cien cosas más”, así escribió el jesuita José de Acosta en su Historia natural y moral de las Indias.

La edad de oro del henequén


Originario de la península de Yucatán, el henequén (Agave fourcroydes) es conocido en muchos países por su fibra. Los antiguos mayas fueron los primeros en utilizar esta especie, empleando sus fibras como cuerdas para unir las vigas de las casas, para preparar trampas para la caza y para tejer hamacas o redes. Pero no fue hasta el siglo XIX cuando su explotación adquirió gran importancia y se instalaron las primeras máquinas trituradoras para producir cordelí a gran escala para los barcos.
El periodo trascendental de la industria henequenera tuvo lugar durante el Porfiriato. Las plantaciones de agave cubrían enormes extensiones de las haciendas, atendidas por la mano de obra de miles de indígenas. El henequén se convirtió así en una de las principales fuentes de ingresos del estado de Yucatán. Sin embargo, a finales de los años treinta, la prosperidad económica de la región empezó a decaer debido a la disminución de la demanda norteamericana de fibra de henequén, ya que varios países tropicales como Cuba, Jamaica, Bahamas y Hawaii habían empezado a cultivar henequén.
De 1937 a 1955, se hicieron varios intentos oficiales en México para reorganizar el sistema de producción de henequén. Se fundaron empresas que formaron ejidos henequeneros ("granjas comunales") para controlar la producción y mejorar la comercialización, pero los resultados no fueron muy alentadores. La producción de henequén siguió disminuyendo hasta el punto de que, desde hace más de una década, México importa fibra de sisal de Brasil.
Sin embargo, el henequén sigue ofreciendo posibilidades. El henequén sigue siendo una de las fibras largas duras naturales de mayor calidad en el mundo, que es un cultivo altamente productivo en zonas ecológicas con limitaciones de agua y suelo, y que además tiene un alto potencial como fuente de sapogeninas para la producción de esteroides, detergentes y celulosa. Por lo pronto, sería benéfico incrementar su cultivo y promover pequeñas plantas industriales, lo que beneficiaría a más de los 37 mil campesinos que dependen de la actividad henequenera en la zona de producción de Yucatán.

Una fibra poco conocida


El agave lechuguilla es otra especie de fibra, con tallos pequeños (de aproximadamente un metro de largo) y fibras más gruesas que las del henequén. Esta planta representa una de las escasas fuentes de supervivencia para numerosas comunidades en regiones que padecen escasez de lluvias y suelos infértiles en los estados de Nuevo León, Chihuahua, Coahuila, Durango, San Luis Potosí, Zacatecas e Hidalgo. En este último estado, especialmente en algunos pueblos pertenecientes al municipio de Ixmiquilpan, el uso de la planta es todavía muy tradicional.
Las fibras de lechuguilla se utilizan para fabricar sacos para productos agrícolas; los residuos se emplean como abrasivos en la industria del vidrio, en la producción de filtros para automóviles, alfombras y tapetes, y los pequeños productores fabrican cepillos y escobas.
Los estados que utilizan la lechuguilla a nivel industrial son Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Zacatecas, donde se utiliza para fabricar sacos para maíz, café y otros productos agrícolas; el residuo se usa como abrasivo en la industria del vidrio y en la fabricación de filtros para automóviles, tapetes y alfombras. El principal fabricante de lechuguilla es Forestal FCL, que agrupa a más de 600 cooperativas ejidales de estos estados, tiene plantas de procesamiento y exporta a varios países. Los productos se exportan principalmente a Argentina, Brasil, Chile y Uruguay.

El rey de los agaves


El agave azul (Agave tequilana) que prospera en Jalisco, particularmente en las regiones de Amatitán, Tequila, Arenal y Los Altos, así como en algunos municipios de los estados vecinos de Michoacán y Nayarit, se utiliza para elaborar el aguardiente mexicano más famoso del mundo, el tequila. Desde sus inicios, el tequila ha sido un producto privilegiado entre otras bebidas similares, ya que su industria se desarrolló sin problemas en manos de terratenientes de origen español que poseían tierras y destilerías.
La expansión del mercado interno y externo también fue favorecida por la política porfiriana, que facilitó a los empresarios e industriales la expansión de su mercado mediante la apertura de nuevas vías de comunicación y la introducción del ferrocarril. En estas condiciones nacieron las empresas que pronto se convertirían en los mayores productores; dos de ellas, Sauza y Cuervo, son hasta hoy los principales exportadores nacionales de tequila.
Actualmente, el tequila se exporta a 60 países del mundo. Según las estadísticas del Banco de Comercio Exterior, el principal comprador es Estados Unidos. El 91% del tequila exportado se vende a granel (en envases de gran volumen para ser embotellado fuera de México), y sólo el 9% se embotella en origen, lo que significa que el beneficio del embotellado del producto no se queda en el país. La industria del tequila emplea a más de 25.000 personas y se cultivan unas 30.000 hectáreas de maguey.
Una norma oficial especifica las características que debe cumplir cada tipo de tequila, ya sea blanco, joven, reposado o añejo, para evitar su adulteración y obligar a quienes pretendan comerciar con el producto, ya sea en el país o en el extranjero, a ceñirse a las normas establecidas en México, donde el tequila tiene su denominación de origen.

El agave mezcalero


En los Valles Centrales de Oaxaca, en los distritos de Tlacolula, Etla, Zaachila, Zimatlán, Ejutla y Miahuatlán, crecen varias especies de agave, entre ellas A. angustifolia y A. korwinskii. La primera es la más utilizada para la producción de otro licor muy característico de nuestro país, el mezcal. "El mezcal es uno de los productos que debemos valorar y no dejar que desaparezca", dice un productor del distrito de Tlacolula.
México es el centro de origen del agave, donde se encuentran 205 especies, de las cuales 151 son endémicas.
El procedimiento de elaboración del mezcal es similar al del tequila: en ambos casos incluye cuatro procesos: cocción de la "piña", trituración, fermentación y destilación. Sin embargo, la producción de mezcal es todavía muy rudimentaria, ya que la cocción de la "piña" de maguey se realiza en un horno construido bajo tierra, la trituración se hace con la ayuda de caballos o bueyes, la fermentación se realiza en barricas de roble, y mientras el tequila se destila dos veces, el mezcal sólo se destila una. Por esta razón, el mezcal recién destilado tiene más color y sabores más concentrados, mientras que el tequila sale del alambique blanco, transparente y con un sabor más delicado.
Al igual que el tequila obtuvo oficialmente una denominación de origen, se sugirió que se concediera lo mismo al mezcal. Ahora se reconoce la existencia de una región mezcalera en el estado de Oaxaca, y se ha presentado una norma que establece las especificaciones físicas y químicas tanto del mezcal 100% de agave (que contiene azúcares derivados exclusivamente del agave) como del mezcal llamado simplemente mezcal (que puede contener hasta un 40% de azúcares procedentes de otros productos). Esta norma debe aplicarse también en los estados que tienen especies productoras de mezcal, como Guerrero, Durango, San Luis Potosí y Zacatecas.

El pulque es legendario pero está infrautilizado


El doctor José Luis del Razo, socio de Bebidas San Isidro, empresa que ha puesto en marcha un proyecto de embotellado de pulque, cree que "se está acabando la cultura de beber pulque, la propia planta y la gente que siempre ha dependido de ella. Estamos desperdiciando una de las bebidas más completas y equilibradas, que contiene los niveles de vitaminas y energía que el ser humano necesita". Tal vez por estas características, no sólo el aguamiel y el pulque, sino también la planta misma eran muy apreciados por los antiguos nahuas. Las especies de las que se obtiene el pulque son A. salmiana, A. mapisaga y A. atrovirens, que se distribuyen principalmente en el Valle de México y en los estados de México, Tlaxcala, Hidalgo y Puebla.
Al igual que el maguey mezcalero y tequilero, el maguey pulquero requiere de aproximadamente diez años para alcanzar la madurez y ser cosechado. La etapa productiva de un maguey pulquero comienza cuando está "capado", es decir, cuando se cortan las pencas más tiernas del centro de la planta para que, después de cuatro meses, comience a producir sus primeros litros de aguamiel. El periodo de producción de hidromiel suele durar de tres a cuatro meses y produce una media de 300 litros. De la fermentación del hidromiel, que dura menos de 24 horas, se obtiene la bebida alcohólica conocida como pulque.
Los estudios químicos han demostrado que el hidromiel y el pulque son ricos en proteínas, vitaminas y calcio. Sin embargo, su consumo está prácticamente rezagado. Además del pulque natural, se pueden obtener productos como la miel, el destilado de pulque, los gusanos de maguey y el jugo de maguey como saborizante de diversos platillos, lo que reduciría el uso del mixiote. Obtener una producción más variada del recurso representaría una mayor rentabilidad además de rescatar su cultivo.
Al hacer un uso integral del agave pulquero, se podría obtener una producción más variada: miel, destilado de pulque, destilado de aguamiel, jugo para preparar diversos platillos y gusanos de maguey.
Independientemente del valor comercial de los agaves, el beneficio ecológico que representan para la conservación del suelo debería ser una de las razones para su conservación. Pero los agaves, como muchas otras plantas, son objeto de una explotación desmedida. Una de las especies que actualmente se encuentra en peligro de extinción es A. victoriaereginae, una planta endémica de México con sólo unas pocas poblaciones en los estados de Coahuila, Durango y Nuevo León. El principal factor que ha alterado las poblaciones de esta especie es la recolección de plantas con fines ornamentales que tienen un alto valor en el mercado internacional. La reducción de la población de una especie provoca una pérdida de variabilidad genética y reduce su potencial para sobrevivir a las alteraciones ambientales.
En las últimas décadas se han creado patronatos, promotores, comisiones y coordinadoras para organizar, promover o coordinar el uso del maguey y sus productos, pero sus logros han sido escasos. Además, el uso de los magueyes se limita, en muchos casos, a la obtención de un solo producto cuando se podría hacer un uso más integral de ellos, lo que significaría una mayor rentabilidad para los productores.

Por Mexicanist, CONABIO, Biodiversitas (3)