El impuesto a las bebidas azucaradas ha reducido el consumo en México

La introducción de un impuesto sobre las bebidas azucaradas en México ha ayudado a reducir el consumo de refrescos después de sólo tres años, según ha revelado un estudio.

El impuesto a las bebidas azucaradas ha reducido el consumo en México
Un estudio revela que el impuesto a las bebidas azucaradas en México ha reducido el consumo en sólo tres años.

México aplicó un impuesto especial de un peso por litro (aproximadamente un 10% de aumento en el precio) a las bebidas endulzadas con azúcar en enero de 2014, y este estudio ha revelado tendencias a la baja en el consumo como resultado de ello.

La introducción de un impuesto sobre las bebidas azucaradas en México ha ayudado a reducir el consumo de refrescos después de sólo tres años, según ha revelado un estudio publicado en el British Medical Journal (BMJ).

Desde la aplicación del impuesto, los estudios han mostrado reducciones en las compras de bebidas gravadas por parte de los hogares, pero ningún estudio ha analizado, según se informa, los cambios individuales en el consumo relacionados con el impuesto sobre el azúcar.

Ahora, un equipo de investigadores se propuso estimar el cambio en la probabilidad de consumir refrescos en una muestra de adultos mexicanos, antes y después de la implementación del impuesto.

Sus conclusiones se basaron en tres olas de datos (dos olas antes de la aplicación del impuesto y una después) sobre el consumo de refrescos de 1.770 adultos (con una edad media de 47 años) que participaron en el Estudio de cohortes de trabajadores de la salud, un estudio de cohortes de profesionales de la salud y sus familias en Morelos (México) de 2004 a 2018.

Los participantes rellenaron un cuestionario detallado sobre su consumo de alimentos y bebidas en los 12 meses anteriores, y se los incluyó en una de las cuatro categorías de consumo de refrescos (no, bajo, medio, alto).

Un no consumidor no consumía refrescos, un consumidor bajo consumía menos de una porción (355 mL) por semana, un consumidor medio consumía por lo menos una porción por semana pero menos de una porción por día, y un consumidor alto consumía por lo menos una porción por día.

Los investigadores utilizaron luego un modelo estadístico, que se ajustó a factores influyentes como la edad, la educación y los ingresos, para estimar el cambio en la probabilidad de pertenecer a una de las cuatro categorías después de la aplicación del impuesto.

Los investigadores encontraron que después de la implementación del impuesto al azúcar, la probabilidad de convertirse en no consumidor aumentó en 4,7 puntos porcentuales, y la probabilidad de ser un consumidor bajo aumentó en 8,3 puntos porcentuales.

También observaron que la probabilidad de estar en los niveles medio y alto de consumo de refrescos disminuyó en 6,8 puntos porcentuales para los consumidores medios y 6,1 puntos porcentuales para los consumidores altos.

Se observaron asociaciones más fuertes en los participantes con educación secundaria y superior que en aquellos con educación primaria o menos.

Al tratarse de una cohorte de trabajadores de la salud, observaron que los resultados pueden no reflejar el comportamiento de toda la población mexicana, y que se trataba de un estudio de observación, por lo que no puede establecer causalidad y no puede descartar la posibilidad de que las estimaciones se deban a otros factores no medidos.

Llegaron a la conclusión de que los impuestos sobre las bebidas azucaradas son un medio eficaz de disuadir el consumo, y sugieren que nuevos aumentos del impuesto "podrían alentar nuevas reducciones de los elevadísimos niveles de consumo en México".